En una sociedad que empieza a hastiarse de tanto marketing engañoso, y de la venta de productos y servicios que pocas veces cumplen lo que prometen, una propuesta de valor auténtica puede marcar la diferencia.
En un mercado que (aparentemente) prima lo superficial, o sea, el contenedor más que el contenido, la prisa en lugar del disfrute sereno, y la imagen externa más que la naturaleza esencial de las cosas; “volver a lo auténtico” con una apuesta por la honestidad y los contenidos genuinos significa, sin lugar a dudas, una extraordinaria oportunidad para innovar.
Auténtico/Honesto: Se refiere a lo genuino y original frente a lo superficial o falso. Apela, de manera explícita o implícita, a valores anteriores a la era industrial y consumista, como lo artesano, lo natural, lo ecológico, etc.
Así que este molde te propone hacer un desafiante viaje a los orígenes, para buscar la versión más auténtica de tu producto o servicio, quitando la farfolla, suprimiendo lo superfluo, y en buena medida simplificando, para que el producto o servicio conecte con el usuario a partir de sus fortalezas verdaderas.
En un momento donde todo cambia tan rápido, se mueve por modas, mucha gente asocia lo autentico con propuestas como productos alimenticios (aceites, vinos, pastelería, etc.) hechos según las recetas originales de antaño, de antes de la industrialización masiva, o experiencias culturales que respetan la tradición.
Así que una oportunidad para innovar es “actualizar o revalorizar el pasado”: ¿Por qué no buscar lo más auténtico del pasado y adaptarlo al presente? ¿Qué nos puede enseñar el pasado, podría darnos una mayor sensación de identidad? ¿Cómo satisfacer las expectativas del llamado cliente o usuario “nostálgico”?
Hay objetos, hábitos e historias que son recuperables porque la historia hay que verla como un espiral. Lo “retro” tratado con sensibilidad e inteligencia conmueve. Para conseguirlo, se necesita investigación, y también creatividad para adaptarlo a los valores y la estética actual.
Otra opción cada vez más apreciada es la idea de “artesanizar”, es decir, una apuesta decidida por la artesanía como forma de expresión de valores genuinos y de bienes o servicios prestados con cariño y dimensión humana. La idea es recuperar el trabajo a mano, no por lotes o de forma industrial, con ese toque personal que pone el artesano. Esta idea es una metáfora aplicable tanto al ámbito de los objetos como al de los servicios, como demuestra uno de los ejemplos descritos en este molde, el de la Red de Consultores Artesanos (#Redca).
Para ayudarte en la reflexión y el uso de este molde, inspírate en los siguientes ejemplos:
recuperando la tradición mallorquina
artesanizando la consultoría
Hurtan, el fabricante granadino de coches antiguos
almuerzos o cenas teatralizadas romanas en Almenidilla
la cerveza artesana volvió para quedarse
Viajes auténticos acompañados por locales