En mercados tan competitivos como los actuales, la credibilidad es un factor determinante para captar la atención de los clientes.
¿Pero qué puede hacer una empresa desconocida, sin marca, para ganarse la confianza de sus potenciales clientes? ¿Cómo demostrar la calidad de un nuevo producto o servicio si nadie lo compra porque no lo conoce?
Si a esto le añadimos un precio relativamente alto, unas características de consumo que hacen la compra difícil, o la existencia de marcas muy reconocidas que copan la mayoría del mercado, entonces las empresas nóveles tendrán que hacer algo más que publicidad para ganarse la confianza de los consumidores.
En un escenario repleto de alternativas, las empresas que dan la posibilidad a los clientes de probar, de testar, un (buen) producto o servicio antes de su compra, facilitan en gran medida el desafío de construir una identidad reconocida en el mercado.
Así que la práctica de “Trysumerizar” consiste en apostar por el “marketing de experiencias”, o sea, dar la oportunidad a los potenciales clientes para experimentar y probar el producto, y familiarizarse con él, antes de realizar una compra (“Try-before-you-buy”).
También recibe el nombre de “Tryvertising” porque se considera una alternativa más fiable y personalizada que la publicidad convencional. El objetivo es generar conversaciones alrededor del producto/servicio, es decir, recomendaciones que solo pueden producirse si se consigue que un mayor número de personas conozca, “manosee”, el producto.
Para trabajar este molde te invitamos a hacerte estas preguntas pensando siempre en tu organización o proyecto de empresa:
Para ayudarte en la reflexión y el uso de este molde, inspírate en los siguientes ejemplos:
la tienda que regala experiencias
una habitación de hotel que presta joyas de lujo
Sony pone cámaras en el Zoo de Londres
probando lavadoras de LG mientras disfrutas de un café
prueba coches de 2da mano antes de comprarlos
usando los hoteles como soporte publicitario