“Hacerlo ágil” significa que un proceso, proyecto o acción puede: 1) hacerse más rápido, es decir, en menos tiempo, 2) enfocarse en aportar valor, es decir, centrarse en satisfacer las expectativas del cliente, 3) prescindir de costes y esfuerzos que no aporten a lo relevante.
Hazlo ágil:
Apostar por más Agilismo en los procesos, hacerlos ágiles, consiste en quitar burocracia y rigidez: dejar músculo y quitar toda la grasa que sobra.
En este molde, cuando sugerimos adoptar un “enfoque ágil” como estrategia de innovación, te estamos proponiendo que te inspires en la llamada filosofía del “Agilismo”. La palabra agilismo se usa en español como una de las posibles traducciones del término anglosajón “Agile”.
Mientras que la “agilidad” es una cualidad, el “Agilismo” es una corriente o movimiento que promueve un cambio de mentalidad en el diseño y gestión de procesos, productos y servicios basado, fundamentalmente, en los principios y valores que emanan del llamado “Manifiesto Ágil”.
Una filosofía que nació y se dio a conocer en el sector del desarrollo del software, se ha extendido y ha impregnado muchos otros ámbitos, desde la gestión de procesos en la administración pública hasta la forma en que se impulsan los proyectos emprendedores.
Te recomendamos leer el “Manifiesto Ágil”, pero aquí te resumimos algunos de sus principios o valores más aplicables en cualquier ámbito, y que proponemos que uses para ser “agilista” en tus procesos de innovación:
Este último principio es clave. “Hacerlo ágil” es un objetivo muy basado en introducir el máximo de “simplicidad” en el diseño y gestión de los procesos (ver molde- 10: Simplifica).
Cuando se revisan los principios o valores apuntados antes, nos damos cuenta de que: (a) entregar resultados de forma temprana y continua, con una clara vocación de acción, en lugar de pretender elaborar “el plan perfecto” antes de empezar a ejecutar, (b) aceptar y aprovechar el cambio durante todo el viaje (menos rigidez contractual), (c) trabajar intensamente con los clientes o usuarios en los ciclos iterativos de ajuste y mejora de los prototipos, (d) fomentar la conversación cara a cara, (e) revisar y evaluar con una frecuencia regular los avances para introducir, sobre la marcha, los ajustes necesarios; hace que los procesos sean mucho más dinámicos, ágiles, y minimicemos la tóxica burocracia que suele ralentizar y desvirtuar los proyectos.
En el fondo, al ponemos las “gafas del Agilismo” lo que buscamos es adelgazar los procesos, gestionar los desajustes y errores de forma dinámica para andar rápido, poner todo el foco en las necesidades del cliente/usuario, y gestionar modelos de relación flexibles para prototipar juntos de forma iterativa hasta dar con el resultado de más valor en el tiempo más breve posible.
Más allá de la filosofía, existen diferentes marcos (“frameworks”) de trabajo ágiles. Los más conocidos suelen ser: Scrum, Kanban, Scrumban y UX. Todos estos marcos se basan, en cualquier caso, en los principios y valores ágiles que citamos antes, aunque se concretan a través de protocolos y procedimientos más específicos. En este molde no entramos en estas herramientas, sino que queremos visibilizar cuánto de inspiradora puede ser la filosofía del Agilismo como “molde” para abordar proyectos de innovación.
Otro detalle importante es relacionar el “Agilismo” con lo que se conoce como el “Lean Thinking”, términos que, aunque tienen diferencias por el contexto para el que fueron desarrollados, se puede decir que, desde el punto de vista filosófico, de enfoque de innovación, son muy parecidos. Algunos expertos suelen decir que “Lean es Agile y Agile es Lean” porque sus principios son tan similares que es complicado establecer diferencias significativas. Tal vez sean distintos solo por el hecho de que “Agile” fue concebido para ser implementado en equipos de desarrollo, mientras que “Lean” se aplica a un marco más amplio.
El LEAN habla, por ejemplo, de “Eliminar desperdicios” (“crear solamente cosas de valor” eliminando procesos y pasos superfluos), decidir lo más tarde posible (mantener opciones abiertas para aprender sobre el camino), reaccionar tan rápido como se pueda, crear integridad, optimizando el resultado global, “entregar rápido” (trabajar en bloques pequeños acortando los plazos de entrega) y potenciar el equipo y el aprendizaje, o sea, respetar a las personas dándoles autonomía.
Para trabajar este molde te invitamos a hacerte estas preguntas pensando siempre en tu organización o proyecto de empresa:
Para ayudarte en la reflexión y el uso de este molde, inspírate en los siguientes ejemplos:
agilismo para emprendedores
escuadrones y tribus usando Scrum
aplicando metodologías ágiles en el desarrollo de software