En verano, las playas son una de las opciones en muchos países para mitigar el sofocante calor. En ellas, las actividades más comunes de esparcimiento son, además de disfrutar del frescor del agua, el surf, voleibol y otros deportes. Aunque a algunos les encante leer en la playa, no es de las actividades más comunes, sobre todo cuando cuesta cargar con libros. Sin embargo, algo está ocurriendo para facilitar que eso se haga: la aparición de bibliotecas, móviles o temporales, en el entorno playero, algo que no había ocurrido nunca antes.
Las bibliotecas frente al mar, en pleno ajetreo playero, es una aportación ingeniosa al ocio que empieza a proliferar en algunos sitios, con bastante éxito. ¿Olvidaste tu libro o estás aburrido? No te preocupes, te espera una amplia estantería de libros entre los que elegir.
A estos nuevos establecimientos, que parecen sacados de contexto, les llaman “biblioplayas”, y son una tendencia emergente en los últimos veranos. Son puestos en los que los bañistas pueden acceder a libros, sin necesidad de cargarlos desde casa. En definitiva, se acabaron las excusas para leer. Con esto, algunos ayuntamientos fomentan que la población lea más durante el tiempo de ocio, porque además de descansar, es conveniente aprovechar el tiempo para aprender cosas nuevas y estimular la imaginación de la ciudadanía.
La iniciativa está cada vez más de moda en playas de todo el mundo. En España tenemos varias, pero aquí tienes dos ejemplos, citados por Tokapp.com:
Si quieres más, te invitamos a que veas, en huffpost.com, una selección de fotos de bibliotecas playeras repartidas en distintos sitios del mundo. También en Tokkap.com. El periódico El País cuenta, por otra parte, el origen de esta idea y cómo ha proliferado esta “disrupción de contexto”.