¿Alguien espera encontrar diseño, estéticamente bello, en los productos funerarios? Pues algunos pensaron que vale la pena, y que podía ser una buena oportunidad de mercado.
La muerte es un tema recurrente de inspiración para los artistas, sin embargo, la estética funeraria tiende a lo conservador. Esa tendencia comenzó a cambiar con aportaciones como la de Antonio Miró, el primer diseñador de moda que creó modelos de féretros para la firma Marcs Urnas Basch, uno de corte tradicional y otro más atrevido. El objetivo del diseñador era «eliminar la pompa que rodea la despedida de un ser querido para hacer la ceremonia más cercana y humana«.
La moda también disrumpe contextos, tanto físicos como espirituales. Antonio Miró se convirtió, en 2009, en el primer gran diseñador del mundo en confeccionar ropa específica para los muertos. La firma de servicios funerarios Mémora trasladó la idea al creador catalán, quien “escuchó, estudió la oferta, le gustó y aceptó el reto”, explicó el director general de la firma, Eduard Vila.
¿El resultado? Dos diseños -un traje de pantalón para hombres y de falda, para mujeres- idénticos a los que se pueden ver por cualquier calle. La única diferencia es que tienen una proporción de algodón mucho mayor que la normal. “Esto se debe a que, en caso de incineración, no se expulsen tantas dioxinas a la atmósfera”, explica Vila. Su precio es de unos 150 euros y se pueden adquirir en diferentes tallas.
Pero el traje eterno no es la única creación de Miró para el último viaje. En un sector muy competitivo, Mémora ha encontrado en los ataúdes personalizados un nuevo ‘nicho’ de negocio. Así es como del lápiz de Miró han surgido dos modelos de féretros nada comunes.
El diario El País, lo cuenta así:
«El problema es que ves un ataúd de 1964 y ves un ataúd de ahora… y son iguales. Cajas supertétricas. ¿Por qué una persona que siempre ha vivido rodeada de diseño tiene que ser enterrada en algo que no va con él?» La pregunta la hizo el diseñador Antonio Miró, cuenta Ruben Tamarit, director comercial de Marcs Urnas Bach. «¿Por qué no diferenciar entre ataúdes para hombres y ataúdes para mujeres? ¿Por qué no les damos color? ¿Por qué no puede hacerse un ataúd rosa o verde?«
Uno de ellos, el de color madera y atravesado por estrías, resulta de lo más sobrio debido a sus líneas tradicionales y su interior de terciopelo. El otro es azul claro y está libre de bisagras. Para algunos, las curvas le dan un aire futurista, espacial. Para otros, en cambio, evoca un sarcófago egipcio. El primero está realizado en madera de nogal americano, trabajada a mano, con acabados al agua. El segundo, en fibra. Los dos modelos son biodegradables.
Fuente: HOY.es