El semáforo portátil que ya está integrado en el imaginario cotidiano, pero que en su momento fue un concepto innovador dentro de los semáforos y dispositivos de tránsito que existían. Se denomina portátil por tener su propia fuente de energía, su bajo peso, y fácil transportación.
Es muy útil para regular el tráfico en situaciones de emergencia o temporales que no justifican la instalación de un semáforo convencional. Su emplazamiento es eventual y rápido.
Un cliente habitual de este dispositivo es la Policía, porque puede desplazarlo de un sitio a otro según las necesidades cambiantes del tráfico. También las empresas de construcción, para regular el tráfico en obras de carretera.