La importancia del rightsizing (el tamaño adecuado) es evidente en la categoría de bebidas carbonatadas, en su cambio hacia porciones únicas, y hacia una variedad más pequeña, alejándose de los envases de tamaño estándar más grandes. Especialmente, en esta categoría de bebidas carbonatadas, es donde recaen las razones de salud como obstáculo para su crecimiento.
La reducción del tamaño del envase ha demostrado ser valiosa, pues permite que los consumidores puedan medir y regular de mejor manera su ingesta de calorías y de bebidas azucaradas.
Por ejemplo, en 2015, Coca-Cola lanzó al mercado canadiense una botella de PET de 500 ml, reemplazando su insigne Coca-Cola de 591 ml, y la esbelta lata de 310 ml sustituyendo la lata anterior de 355 ml, al tiempo que redujo la dulzura de la formulación de su jarabe, bajando así, aún más, el tamaño de la porción, de las calorías y por ende del consumo de azúcar.
La reducción del tamaño de los envases no es exclusiva de los envases de una sola porción, también se puede apreciar una disminución en el tamaño de los envases familiares, cambiando las botellas de 2 litros, por las de 1,5 litros. En Europa, las botellas de 1 litro y de 1,25 litros han tenido una mejor acogida en los hogares más pequeños, ello con el fin de regular un poco más la cantidad de bebida carbonatada que se consume.
Según un artículo de El Economista, se trata de un pequeño truco inteligente que la industria refresquera ha adoptado en tiempos difíciles: la venta de sus productos en paquetes más pequeños. Durante décadas, los fabricantes de refrescos empujaron a la gente a beber más con latas, botellas y vasos cada vez más grandes. Esta estrategia, sin embargo, ha decaído en los últimos años, mientras la narrativa sobre los daños de beber gaseosas se ha intensificado.
Por lo que las compañías han optado por hacer lo contrario, el envío de bebidas carbonatadas en porciones más pequeñas con la esperanza de que harán de la soda, nuevamente, algo sexy. La estrategia podría parecer un poco rara reducir el tamaño de los contenedores para agrandar sus ventas, pero en realidad es una estrategia ingeniosa. Para Coca-Cola, significa un producto más rentable, ya que el envase contribuye significativamente en los precios. Ciertamente, ellos ganan más dinero por onza de esta manera, dijo David Just, profesor de Economía del Comportamiento en la Universidad de Cornell, que estudia la elección de alimentos de consumo.
Muchas otras grandes marcas de alimentos, incluyendo a Kraft, General Mills y las sopas Campbell’s, han empleado una estrategia similar: reducir del tamaño de los paquetes, con el fin de aumentar los márgenes de beneficio. Pero esto es particularmente importante para una empresa como Coca-Cola, dada la constante disminución en el consumo de refrescos.
Las mini latas y botellas de Coca-Cola le permiten ahorrar dinero en aluminio y vidrio, del cual se ahorra la mayor parte o incluso la totalidad. Como prueba, no hace falta más que ver el precio de sus diferentes presentaciones.