¿Hay algún sitio donde dejar algo o alguien puede generarnos inquietud, dudas, por no existir un mecanismo que nos permita saber cómo lo usan o atienden? En la vida se dan muchas situaciones de este tipo, que pueden producirnos un estrés innecesario. Podría ser el caso, por ejemplo, de las guarderías.

No se trata de desconfiar del personal que atiende las guarderías, pero es inevitable que, al menos en las primeras semanas que dejamos nuestros hijos en una guardería nueva, tengamos dudas de cómo trabajan y lo bien que los atienden. Por otra parte, es posible que tengamos ganas de verlos en algún momento de ese tiempo, en su contexto natural, para saber cómo se adaptan y disfrutan de la experiencia.

Todo eso se puede conseguir instalando cámaras de vídeo en las guarderías, que es algo que los padres y madres pueden valorar como un mecanismo que le transmita confianza sobre el servicio.

Es cierto que puede haber limitaciones legales con los datos, y que dificulten la posibilidad de compartir esas grabaciones. Hay mucho que mejorar para hacer compatible la transparencia con las leyes que protegen la privacidad, pero nos sigue sirviendo el ejemplo como inspiración para crear espacios que generen confianza en los clientes apelando a mecanismos que “abran” las organizaciones de cara a sus usuarios.