Como nos recuerda Antonio Martel, en su artículo, no sólo el software puede programarse de forma ágil. Un libro también podía escribirse usando estas técnicas, pero ¿sólo el software y los libros? Por supuesto que no. También las prendas de ropa pueden diseñarse, fabricarse o inventariarse de forma ágil. Es el caso de Zara.
La compañía española ha sido uno de los líderes mundiales de la tendencia que vive la industria de la moda bajo el término de “fast fashion”, una nueva forma de fabricación, distribución y venta de productos a gran escala que está haciendo que se tambaleen las marcas tradicionales. Zara (y el grupo Inditex), junto a otras marcas como Uniqlo, Topshop y H&M levan esa estrategia de gestión ágil de la cadena de sumininistro hasta sus últimas consecuencias.
En 2004, la revista Harvard Business Review analizaba las nuevas prácticas de gestión de Zara y admitía que la compañía puede diseñar, producir y entregar una nueva prenda de vestir y ponerla en sus tiendas en cualquier parte del mundo en tan sólo 15 días. Ese ritmo no se había visto nunca en el negocio de la moda, donde los diseñadores normalmente pasaban meses planificando la siguiente temporada.
Zara consigue aumentar su margen de beneficios en un 28% siendo hasta 4 veces más rentable que sus competidores mediante una combinación de márgenes altos, tiempos de venta bajos y reducción del riesgo de inventario. Tal cómo lo explica la revista Forbes, una de las técnicas ágiles que permitió a Zara mejorar de forma drástica sus resultados financieros fue la de retrasar hasta el último momento la transformación del producto final. Sólo cuando saben qué producto se está vendiendo bien es cuando lo pasan a fabricación. No manufacturan todo su stock antes de que comience la nueva temporada evitando llenar las tiendas de prendas que no aún saben si se venderán bien.
Mireia More, en su artículo, explica con más detalle el principio de “Postponement o Aplazamiento” dentro del sistema ágil de Zara: La demanda de productos que tienen un ciclo de vida corto (como las prendas de ropa) es muy difícil de pronosticar (no sabemos si una colección tendrá éxito y los clientes nos pedirán más). Las proyecciones para un grupo de productos, por lo general, son más acertadas que las proyecciones para productos individuales. Por ejemplo, es mucho más fácil calcular la demanda total para una gama de televisiones que para una televisión de un modelo, un tamaño, una resolución y una marca en particular. En este sentido, Inditex ha conseguido agilizar al máximo su sistema de producción y su logística para llegar al cliente en el menor tiempo posible.
La clave es el feedback constante que existe entre la sede central de Arteixo (en Galicia) y todas las tiendas del mundo, las cuales se encargan de mandar información constantemente sobre qué prendas se venden más. Desde que una tienda pide una nueva remesa de ropa hasta que la recibe, pasan más o menos 48 horas. Primero, las tiendas hacen un pedido a la sede central gracias a un sistema informático. Y después de que los gestores comerciales aprueben el pedido, las fábricas empiezan a realizar el corte y la confección de las prendas. Se realiza el hilvanado de la ropa entre España, Marruecos, Camboya y otros países, para luego volver a mandarla a la sede central. Se realiza un control de calidad, y la ropa ya está lista para ser enviada desde La Coruña hacia cualquier parte del planeta. Este sistema de trabajar por encargo y la rapidez de fabricación han sido sin duda las claves para que el sistema ágil de Inditex sea único en el mundo.
Otra de las joyas de la corona que permite a Zara ser tan eficiente en la gestión de su stock para mantenerlo siempre en movimiento es el chip RFID. Gracias a él, han podido reducir hasta en un 90% el tiempo que necesitan para realizar un inventario o para buscar un artículo concreto en la tienda.
Todo esto ha hecho que Zara, en sus rebajas, descuente sólo un 15% de media a los productos que no ha podido vender a su precio original (son pocos). Mientras, otros competidores tienen que aplicar descuentos del 50 al 70% a los productos que no han podido ser vendidos en toda la temporada. Ser tan rápidos inventariando, diseñando o poniendo sus productos en las estanterías aumenta su margen de beneficios y disminuye el riesgo de quedarse con productos que no pueden vender.
Para más detalles, te recomendamos leer este artículo de la revista Forbes: “Cómo Agile y Zara están transformando la industria de la moda de EE. UU”