Vivimos una época maravillosa, donde las marcas se atreven a crear productos y servicios sorprendentes, asumiendo riesgos para llegar a conectar con un consumidor que desea propuestas únicas. El blog de Paco Lorente cuenta un caso singular de gourmetización de un producto tan primario como el azúcar combinándolo con oro.
Gold Sugar, “el azúcar de oro”, describe a la percepción el concepto “gourmet luxury” y cómo los productos cotidianos se pueden volver gourmet gracias a introducir ingredientes de lujo en su fórmula. Este producto se compone de unos terrones o cubos de azúcar que se han conseguido combinar con oro de 24 quilates para lograr un producto exclusivo y que llama poderosamente la atención de un consumidor que busca compartir un momento único y alimentar el ego con algo singular.
Aunque el oro no es algo nuevo en el universo de la gastronomía, cuenta Paco Llorente, puesto que se puede encontrar en diversas propuestas, sorprende cómo el límite es casi infinito en las posibilidades de combinar el metal precioso con cualquier cosa para añadirle una percepción de lujo.
Gold Sugar se vende en diversos formatos. Desde la posibilidad de comprar un pack de tres terrones de azúcar con oro en un exclusivo estuche, como si de una joya o unos diamantes se trataran.
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