Si pudieras saber cómo se ha fabricado un producto, de dónde viene, qué condiciones se han dado para que llegue a tus manos, tal vez eso contribuya a que aprecies las circunstancias particulares que le rodean y los hagan más interesantes. Esto debería contribuir a su diferenciación, que es algo que buscan todas las empresas.
Una idea formidable, por ejemplo, es colocar un código QR en la suela de los calzados que permita acceder a un vídeo o página-web con amplia información sobre cómo ha sido diseñado y producido. Es una forma de “trazabilidad” pero no de naturaleza técnico-jurídica, sino para añadir historias, emoción y autenticidad al producto. Como se ve, más una solución de marketing que técnico-legal. Lo que buscamos con eso es añadir capas de información que mejoran la percepción de valor del producto porque: 1) Introducen emoción (sensación de excepcionalidad), 2) Generan simpatía (por ejemplo, a través de datos relacionados con el comercio justo o las buenas condiciones laborales), 3) Se pueden convertir en publicidad gratuita.
La empresa John Fluevog lanzó la campaña “Apunta, infórmate y compra”, que incorpora códigos QR en la suela de cada zapatilla de su colección ‘Ask Clogs‘, y que dirigen a la clientela a un video acerca de cómo se ha fabricado ese producto en concreto, desde sus primeras etapas de fabricación hasta su llegada a la tienda. El vídeo explica exactamente cómo se hizo el zapato. De esa manera, están creando una experiencia y descubriendo un valor que de otro modo no habría sido percibido por los clientes.
El vídeo, aunque es un poco largo, es fascinante. Incluso para alguien que no haya comprado esos zapatos proporciona un valor real, dado que es:
Todo esto equivale a una experiencia inteligente, que puede marcar la diferencia, así que cuando estés pensando en propiciar una relación de calidad con tu marca, o con uno de tus productos, trata de ofrecer información con contenidos de valor que permitan a los clientes aprender algo nuevo. Si quieres, puede ver el vídeo de Fluevog.