Una aerolínea de bajo coste, o low-cost, es aquella que ofrece una tarifa más económica a cambio de eliminar muchos de los servicios que reciben los pasajeros de aerolíneas tradicionales, o que cobran estos servicios aparte. El concepto surgió en los Estados Unidos antes de extenderse por Europa a principios de la década de 1990 y de ahí al resto del mundo ante el aumento en la demanda de transporte aéreo.
Al inicio el término era empleado dentro de la industria de la aviación para referirse a compañías con costos de operación bajos o menores que los de la competencia. A través de los medios de comunicación, su significado varió, y ahora define a cualquier aerolínea de precios bajos y servicios limitados, frente a los de las aerolíneas tradicionales.
La primera compañía aérea Low Cost fue la estadounidense Pacific Southwest Airlines, que inició sus vuelos el 6 de mayo de 1949. A menudo y de forma errónea se concede este mérito a Southwest Airlines, aerolínea también estadounidense que no empezaría a operar hasta 1971 y a generar beneficios dos años después. Con el proceso de desregulación vivido por la aviación a principios de la década de 1990, el modelo se extendió a Europa, destacando entre ellas la irlandesa Ryanair o la británica EasyJet.
En IATA, se definen como operaciones áreas Low Cost las que incluyen características como las siguientes:
Como se ve, estas compañías intentan simplificar en lo posible todos los elementos de su negocio para, satisfaciendo expectativas mínimas, maximizar su eficiencia con el fin de ofrecer precios bajos.