IKEA transformó el negocio del mueble convirtiendo sus productos en desarmables, para que pudieran ser almacenados, transportados y ensamblados con facilidad. Adaptó el concepto de “kits” a un sector acostumbrado a comprar muebles enteros.
A ese tipo de mobiliario se le llama «RTA» (Ready-To-Assembly) y abarca todo producto que necesita un armado previo para su uso. La mayoría de sus productos se comercializan con una guía de instrucciones y las herramientas necesarias para facilitar el trabajo al cliente, sin necesidad de ser un experto.
Este tipo de modelo de “Hazlo tú mismo”, además de abaratar costes a la empresa, y al usuario, permite elegir entre un menú de opciones que añaden flexibilidad a su oferta sin castigar en exceso el precio.