Una forma de captar la atención de los usuarios, e introducir un toque de humor y provocación en los productos, es creando nombres de marcas que no dejen indiferentes a nadie.
Por ejemplo, el licor asturiano Hijoputa, cuyo productor, Rubén Lavandera, sacó después a la venta una crema catalana llamada ‘Artículo 155‘ bajo el lema «Te dejará tocao«. Este licor ya lo fabricaban, pero decidió ponerle este nombre provocador aprovechando el tirón de actualidad del conflicto en Cataluña. Lo hizo antes, incluso, de que el gobierno de Rajoy aplicara ese artículo. El productor celebraba en una entrevista el éxito de difusión y publicidad gratuita que le generó esa estrategia de marca, que piensa seguir repitiendo en el futuro.
Una bodega granadina de Murtas, la Bodega Cuatro Vientos, ha creado un vino con el curioso nombre de «Malafollá«, según comentan sus creadores, «en alusión al conocido tópico sobre el carácter de los granadinos«. Esta creación, impulsada por el enólogo de la bodega, Francisco Molina, consta de dos tipos, un crianza y un tinto. Según comenta, «la idea surgió con la intención de embotellar la característica más emblemática del granadino, su «malafollá«, cuando tengas una botella en tus manos puedas decir aquello de que yo tengo una malafollá, pero de la de verdad«. Además, añade: “la botella define la «malafollá» como «un carácter local, una forma de ser, un tópico creado, un ser de una tierra, una deformación de una expresión, no ser malo, pero aparentarlo«
Hay muchos más ejemplos de marcas que juegan con la provocación en clave humorística. Uno de ellos es el perfume Opium de Yves Saint Laurent (que fue un verdadero escándalo cuando se presentó, sobre todo en el mercado asiático) o la marca de Sal Udable de la empresa Ecosalt.