El uso del coche es de las prácticas de consumo menos optimizadas que existen, porque ha sido siempre individualista y genera desajustes entre las necesidades de unos y de otros. Vemos muchos coches totalmente subutilizados, mientras que hay personas que lo necesitan, pero no pueden tenerlos.
De ahí que es de los ámbitos donde más se están expandiendo las prácticas de la llamada “economía colaborativa”, impulsándose por Internet comunidades para compartir coche como una forma sencilla y gratuita de ponerse en contacto con gente para viajes o trayectos.
El ejemplo más conocido es BlaBlaCar, pero existen muchas otras iniciativas como Comuto o Comparteviaje, que tienen en general muy buena acogida. En estos coches compartidos se viaja en compañía, se ahorra como mínimo un 50% de gastos en gasolina y peajes, y se consigue una movilidad más sostenible.
A propósito de los coches, también es posible compartir aparcamientos. Por ejemplo, la aplicación “Apparcando” permite sacar partido a los garajes alquilándolo en las horas en las que está libre.
Más información en este artículo del diario ABC y en Xatakamovil.