Las cervezas artesanas, según la Wikipedia, son cervezas sin aditivos ni conservantes y sin pasteurizar. Están vivas y son un producto evolutivo, que cambia cada día un poco, con presencia de levadura viva (visible o no). Se producen mediante un proceso natural a partir del grano, malta, sin utilizar extractos ni productos diferentes del agua, levadura, lúpulo y el cereal para hacer la malta.
El sistema de elaboración consta de cinco etapas básicas: maceración, cocción, enfriamiento, fermentación (la primera en un fermentador y la segunda en la misma botella) y envasado.
Para garantizar la calidad del producto los lotes de producción de cerveza artesana tienen un máximo de 7500 litros por caldera de cocción. No se admite el uso de calderas de gelatinización, con el objetivo de obtener fuentes extras de azúcares a partir de ingredientes como el maíz o el arroz. La gasificación de la cerveza se hace de forma natural durante la segunda fermentación. El proceso artesano tiene que ser un proceso «todo grano» que parte del grano (malteado o no). No se admite ningún tipo de extracto (ni de maltas ni de lúpulos) para la obtención del mosto de la cerveza. Tampoco el uso de aditivos ni coadyuvantes tecnológicos (antioxidantes, conservantes, colorantes, estabilizantes, etc.) sintéticos.
En el blog mibucle.com explican bien a qué se debe el éxito de la cerveza artesana, y con razones que refuerzan la idea de lo auténtico, perfectamente extrapolable a otros ámbitos. Según esta fuente, lo que realmente define a una cerveza como “artesana” es que su producción sea pequeña, menor a 6 barriles anuales, que la empresa fabricante sea independiente (que menos de 25% de la compañía, sea controlada por una entidad externa, ajena a la industria), y que sus procedimientos respondan a un estilo de producción tradicional, no industrial.
A diferencia de las cervezas industriales, la cerveza artesanal no tiene aditivos ni conservantes, por lo tanto, su sabor natural se aprecia mejor. Pero lo que más aporta autenticidad es el hecho de que, en este tipo de cervezas, la pasión del fabricante es la clave del éxito. La mayoría de las cervecerías artesanales están construidas sobre la pasión y son producto del sueño de la vida de alguien o de un grupo de amigos.
Las personas que construyen estas marcas hicieron lo que tenían ganas de hacer y lo volvieron realidad a partir del trabajo duro y dedicación. Muchos de ellos ni siquiera se dedicaban a la industria gastronómica o de bebidas, ni tenían idea de cómo fabricarla. Debieron formarse como productores de cerveza y meterse de lleno en un terreno desconocido. Se arriesgaron a perseguir un sueño, dejaron atrás sus trabajos, sus miedos para dedicarse a este emprendimiento, que crece a pasos agigantados.
Por otra parte, los consumidores, más que una cerveza, lo que buscan es una experiencia: “cerveza hecha por amigos, para amigos”. La mayoría de los productores de cerveza artesanal confía en el boca a boca para dar a conocer y posicionar su marca.
Más información sobre el éxito de la cerveza artesana en España en este artículo de El País.